La placa es uno de los electrodomésticos más castigados de tú cocina. Debido a su continuo uso, se ensucia con mucha facilidad, pierde brillo y sufre rayaduras. Si quieres mantener tu vitrocerámica como nueva, ¡solo tienes que seguir leyendo!
Ya sea una placa vitrocerámica o de inducción, su superficie
es de cristal y su forma de limpiar es idéntica. Su limpieza tiene que hacerse
a menudo o de lo contrario la grasa se acumulará creando una costra que hará
mucho más difícil su mantenimiento.
Antes de empezar, tendrás que hacerte con algunas cosas que vas a necesitar: guantes, producto específico para la limpieza de placas, una rasqueta (Recuerda que no vale cualquier tipo de cuchilla, para evitar rayaduras es importante tener un modelo que sea compatible con cualquier tipo de placa) , un estropajo suave o de fibra azul (nunca utilices de aluminio para evitar rayar la placa), una bayeta y papel de cocina.
1. Lo primero será asegúrate de que la placa está apagada y
sus fuegos estén fríos.
2. Haz una limpieza superficial pasando suavemente una bayeta
húmeda o un estropajo suave por la placa haciendo movimientos circulares. Con
ello eliminarás restos de alimentos, manchas blandas y conseguirás reblandecer
las que queden.
3. Si la placa está muy sucia, deberás utilizar la rasqueta para eliminar las manchas incrustadas. Ten mucho cuidado para asegurarte de no rayarla. Para que no se escurra deberás sujetarla firmemente y cogerla en un ángulo de 30º. Vuelve a pasar la bayeta húmeda por la superficie.
4. Aplica el producto específico por la superficie y ayúdate con
la bayeta o el estropajo para esparcirlo sobre las manchas resistentes y déjalo
actuar. En las indicaciones del producto pondrá el tiempo necesario.
5. Transcurrido el tiempo, retira el producto con una bayeta húmeda o papel de cocina.
6. Por último, seca la placa y ya estará lista para volver a usarla.
Si se te ha acabado el producto de limpieza de placas o simplemente prefieres utilizar métodos caseros, ¡aquí te dejamos unos cuantos!
Si cuentas con hielo en tu congelador, cuentas con un nuevo aliado para la limpieza de la placa. Al pasar el frío hielo sobre la mancha conseguirás que se endurezca y, al pasar la rasqueta sobre ella, saltará con más facilidad.
Una de las soluciones de limpieza natural más eficientes que
existen es la combinación de bicarbonato y vinagre. Mezcla estos dos productos para
crear una pasta que no quede ni muy líquida ni muy sólida. Extiéndela sobre la
placa y deja que actúe durante un tiempo. Después retíralo con una bayeta
húmeda hasta eliminarlo del todo.
Utilizar el jugo de limón te hará conseguir limpieza,
desinfección y brillo en tu placa. Es muy eficaz contra las manchas
persistentes y vertiendo unas gotas sobre ellas conseguirás que sea más fácil
eliminarlas. Para recuperar el brillo simplemente deberás partir un limón por
la mitad y frotarlo por la superficie. Por último, aclara con una bayeta y
listo.
Si lo que quieres es que tu placa no pierda el brillo, deberás mezclar vinagre con agua, empapar una bayeta y pasarla sobre la superficie con movimientos de arriba a abajo.
Pero si lo que necesitas es cubrir alguna imperfección que tenga la placa, te recomendamos que utilices pasta de dientes. Vierte un poco de pasta en una bayeta y espárcela por la zona rayada con movimientos circulares. Pasa un papel de cocina o un trapo limpio por encima antes de volver a encender la placa y asegúrate de que no queden restos que se puedan quemar.
¿Quieres que tu placa dure más tiempo? Lo conseguirás
siguiendo estos simples consejos:
- Límpiala cada vez que termines de cocinar.
- Utilízala para lo que está diseñada: cocinar. La placa no es
parte de la encimera y cortar alimentos o poner fuentes, ensaladeras y demás
cosas sobre ella pueden dañarla.
- Evita salpicaduras utilizando tapas para las cacerolas y
sartenes. Y si llegas tarde y ya hay alguna mancha, actúa rápidamente
quitándola con un paño húmedo o papel de cocina.
- Utiliza menaje adecuado en tamaño, que no tengan su base
dañada o manchada.
- Y por supuesto, resístete a la idea de arrastrar o hacer movimientos sobre la placa con tus sartenes y ollas. Si tienes que moverlos, levántalos.
- Por último, asegúrate de que quede totalmente seca cada vez que la limpies.
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